Hígado graso: señales, riesgos y cómo revertirlo
- gonzalo atlagich
- 22 sept
- 3 Min. de lectura

El hígado graso es la acumulación excesiva de grasa en el hígado, generalmente asociada a la disfunción metabólica, y puede avanzar silenciosamente hacia inflamación, fibrosis y cirrosis si no se trata a tiempo.
Qué es y por qué ocurre
El espectro va desde la esteatosis simple (grasa sin daño) hasta la esteatohepatitis (grasa con inflamación y cicatrices), con riesgo de cirrosis y cáncer hepático.
Su raíz más frecuente es la resistencia a la insulina: el organismo no usa bien la glucosa, sube la grasa circulante y el hígado la acumula.
Factores que suman riesgo: sobrepeso u obesidad, diabetes tipo 2, colesterol/triglicéridos altos, hipertensión, sedentarismo y dieta rica en azúcares y ultraprocesados.
Síntomas: el gran imitador silencioso
La mayoría no presenta síntomas al inicio; suele detectarse en exámenes o ecografía de rutina.
Cuando hay molestias, aparecen cansancio persistente o sensación de peso/dolor en el costado superior derecho del abdomen.
En etapas avanzadas pueden surgir ictericia, distensión abdominal, picazón, edemas en piernas, confusión o sangrado digestivo: señales de alerta que requieren atención prioritaria.
Cómo se diagnostica
Evaluación clínica para descartar alcohol, medicamentos y otras causas, más pruebas de sangre hepáticas.
Ecografía para ver grasa y, cuando se requiere, elastografía para estimar la “rigidez” del hígado (fibrosis).
Índices no invasivos (como FIB-4) ayudan a decidir si hace falta derivar a hepatología para estudio avanzado.
Qué tan frecuente es
Afecta a cerca de 1 de cada 4 adultos, y más del 50% en personas con obesidad o diabetes tipo 2.
La principal causa de muerte en hígado graso es la cardiovascular, por lo que el control metabólico integral es clave.
Lo que sí funciona: cambios con impacto
Pérdida de peso sostenida: 5% mejora la grasa; 7%–10% puede revertir inflamación y reducir fibrosis.
Actividad física: 150–300 minutos/semana de ejercicio aeróbico más 2–3 sesiones de fuerza; incluso sin bajar de peso, reduce grasa hepática.
Alimentación estilo mediterráneo: frutas, verduras, legumbres, granos integrales, pescado, frutos secos y aceite de oliva; minimizar azúcares añadidos (especialmente bebidas con fructosa), harinas refinadas, ultraprocesados y grasas saturadas/trans.
Alcohol: si existe hígado graso, limitar de forma estricta; con inflamación o fibrosis, evitarlo.
Sueño y manejo del estrés: dormir 7–8 horas y gestionar estrés apoya el control glucémico y del apetito.
¿Existen medicamentos?
Para la esteatosis simple no hay fármacos de uso universal.
En casos con inflamación/fibrosis, algunos tratamientos para peso y metabolismo pueden considerarse según perfil clínico y bajo supervisión médica.
Suplementos “milagro” no sustituyen cambios de estilo de vida; evítese la automedicación.
Plan de 4 semanas para empezar hoy
Semana 1: cambio simple y constante
Quitar bebidas azucaradas y alcohol.
Caminar 30–40 minutos al día, 5 días.
Plato medio verduras, cuarto proteína, cuarto carbohidrato integral en almuerzo y cena.
Semana 2: sumar proteína y fuerza
Añadir 2 sesiones de fuerza (20–30 min): sentadillas a silla, empujes de pared, plancha, banda elástica.
Desayuno con proteína (yogur natural, huevos, legumbres) y fruta.
Semana 3: fibra y orden
2 porciones de legumbres/semana y 1 puñado de frutos secos/día.
Cenas más livianas, terminar de comer 3 horas antes de dormir.
Semana 4: consolidar hábitos
5 raciones de frutas y verduras/día.
2 porciones de pescado/semana (1 azul).
Pasos meta: 8–10 mil/día o 150–300 min/semana de cardio.
Cuándo pedir atención a domicilio
Factores de riesgo (obesidad, diabetes, lípidos altos), transaminasas elevadas o ecografía compatible: útil para tamizaje, educación y plan de cambios supervisados.
Síntomas de alarma (ictericia, abdomen muy hinchado, confusión, sangrado digestivo): evaluación prioritaria.
Cómo apoya AlóDR en Viña del Mar y Santiago
Evaluación a domicilio para riesgo metabólico y hepático, con derivación a nutrición y hepatología cuando corresponda.
Planes prácticos de alimentación y ejercicio personalizados, con seguimiento para adherencia y metas de peso.
Coordinación de exámenes y control de comorbilidades (diabetes, hipertensión, dislipidemia), enfocada en prevención cardiovascular y hepática.
Checklist rápido para el refrigerador
Beber agua, té o café sin azúcar; cero bebidas azucaradas.
Verduras en medio plato, siempre.
Proteína en cada comida: pescado, legumbres, huevos, pollo pavo, lácteos naturales.
Carbohidratos integrales: avena, arroz integral, quinoa, panes 100% integrales.
Frutos secos y aceite de oliva en porciones moderadas.
Dormir 7–8 horas y moverse todos los días.
Nota: Este contenido es de carácter informativo y no reemplaza una evaluación médica. Para evaluación y manejo en casa en Viña del Mar o Santiago, agendar con AlóDR.




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